Así me siento ahora:
No había en él belleza ni majestad alguna; su aspecto no era atractiv o y nada en su apariencia lo hacía deseable. Despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, hecho para el sufrimiento. Todos evitaban mirarlo; fue despreciado, y no lo estimamos. Cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado . Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades ; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el SEÑOR hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros. Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca ; como cordero, fue llevado al matadero ; como oveja, enmudeció ante su trasquilador; y ni siquiera abrió su boca.