Amor Barroco

-¿Que haceis vestida de hombre?- susurró el muchacho como quien dice un tabú- sabeis que esta prohibido.
Angélica sonrió con dulzura: -¿No querreis que salga de noche vestida con basquiña y guardainfante?... Espero que aun no esteis resentido conmigo, pensad que quizá os salve la vida.
-Por tu culpa he fallado a los mios- Iñigo no podía soportar que por culpa de aquella chica a la que amaba y odiaba, más lo primero que lo segundo, hubiera provocado que faltase a esa cita en la que podía demostrar su valía ante Alatriste y , de paso, haber matado algunos herejes.
-Yo tambien falle a los mios... ambos perdimos algo
-No es lo mismo, Angélica...
-¿y para qué me habeis llamado?- espeto Angélica con dureza
-El otro día...- pese a que lo habia estado ensayando no sabia como decirselo-... me dijisteis que...
-Se lo que dije- cortó Angélica- y lo mantengo... Tengo planes para vos...
-Entonces no os importará aceptar mi proposición- Iñigo hizo un patético esfuerzo de ser tan sombrio como Angélica omitiendo lo ultimo que le habia dicho- mañana sale un barco para Nápoles y acepta pasajeros.-Iñigo se acercaba con cada palabra a Angélica... tras años queriendola en secreto quería por fin besarla y aquel lugar y aquellas horas eran perfectos a su proposito- podremos disfrutar de nuestro amor, sin rendir cuentas a nadie...
Sus labios casi se rozaban... lo iba a hacer y a Angélica parecia habersele olvidado el recato de dama de corte sin apartarse... pero se apartó en el momento justo. No quería besar a nadie aun, su honra ante todo...
-Iñigo- Angelica se alejaba- Hay una plaza en la guardia real, de Alferez.
-Sere Alferez de la guardia real cuando toque- dijo Iñigo despreciando la oferta- y ahora no toca...
-¿Y ahora que toca?
-Ahora toca ser libres... vos de vuestras obligaciones y yo de las mías y hay un lugar donde podremos serlo...- Iñigo volvio a intentarlo... desabrochó el primer boton del jubon de la dama. La mano de Angelica detuvo sus propositos:
-No hagais eso que no puedo pensar- aclaró- como os decía he hablado con la reina y el puesto es vuestro.
-No tendremos que dar cuentas a nadie Angélica...
Iñigo insistia y Angélica se exaspero de aquella situacion. Abofeteó a Iñigo y salio corriendo por las escaleras, Iñigo la alcanzó y ambos se fundieron en un apasionado beso en los labios. Angélica se dejo llevar durante un momento. Sus labios se despegaron:
-Nápoles...- la muchacha recobro el control de si misma- Iñigo, teneis que aceptar esa plaza para alferez.
-No...
Angelica le lanzó una mirada dura... gélida... asesina... aquel "os amo" por el que Iñigo le habia citado se le fue de la mente.
-Entonces desde este momento habeis muerto para mí.
Angelica giró y desaparecio entre las callejuelas tortuosas y oscuras del Madrid de los Austrias.
Version libre de mi escena favorita de Alatriste, Agustin Diaz Yanes, 2006.
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