Sueños Rotos

Yo insistente
Cierro los ojos: desaparece el mundo.
En el interior negro de mi cuerpo
sigue mi yo sombrío sin cambiar de postura.
Ensimismado, mudo, impenetrable.
Asusta su silencio: es un reproche.
Abro los ojos: el mundo reaparece
luminoso, diverso.
Pero mi yo persiste, no abandona.
Él es el que lo mira,
él es el que proyecta
el mutismo obstinado, la frialdad distante
que el mundo me devuelve implacable, severo.
Siempre la esperanza
Esperar la desdicha,
¿es una forma de esperanza?
La menos peligrosa, en cualquier caso.
La que no puede defraudarnos nunca.
Por raro que parezca
Me hice ilusiones.
No sé con qué, pero las hice a mi medida.
Debió haber sido con materiales muy poco consistentes.
Caída
Y me vuelvo a caer desde mí mismo
al vacío,
a la nada.
¡Qué pirueta!
¿Desciendo o vuelo?
No lo sé.
Recibo
el golpe de rigor, y me incorporo.
Me toco para ver si hubo gran daño,
mas no me encuentro.
Mi cuerpo ¿dónde está?
Me duele sólo el alma.
Nada grave.
Todos los poemas anteriores son de Ángel Gónzalez.
Comentarios